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Educar bajo sospecha: escuelas judicializadas

Por La Voz
El ajuste ajusta

Fotos: La Voz


Desdibujamiento de los lazos sociales, temor al otro, seguridad versus confianza y relaciones de baja intensidad con vínculos empobrecidos. Estos son síntomas que han comenzado a advertirse en las escuelas en los últimos años.

En ese marco, algunos actores escolares sostienen que es hora de humanizar lo deshumanizado, de convertir el miedo al prójimo en el cuidado de ese otro, de reforzar las redes comunitarias, de escuchar para mejorar la convivencia y contrarrestar, así, el embate de las propuestas que agitan la desconfianza colectiva.

Profesionales de la Universidad Nacional de Hurlingham, en Buenos Aires, investigan el tema en escuelas secundarias estatales y privadas ("La construcción de la comunidad en la escuela: cuando se judicializan las relaciones escolares") y, aunque el estudio aún está en proceso, ya asoman indicios que revelan que nunca como ahora se han vivido tiempos de judicialización de las relaciones pedagógicas.

En otras palabras, predomina una perspectiva jurídica de la responsabilidad educativa respecto de una responsabilidad ética y política.

El paradigma punitivo

La socióloga Marcela Martínez, con Gabriel Brener, especialista en Educación, y Gustavo Galli, magíster en Educación, plantean que el auge de un paradigma punitivo (y la mercantilización de los vínculos) acrecienta la obsesión por el control y la supremacía del sentimiento de seguridad (cámaras en los colegios o denuncias policiales) que colabora con lo que llaman la "securitización" de las relaciones sociales.

Cuando el "otro" aparece como una amenaza, los lazos sociales se deshilachan y se gestan acciones de supuesta "protección" que, a la vez, contribuyen al distanciamiento.

En Buenos Aires, por ejemplo, escuelas privadas de elite contratan pólizas para cubrirse de casos de bullying y, así, el problema de los abusos escolares y del maltrato ingresa al mercado de seguros y se aleja de la dimensión pedagógica.

En otros casos, las autoridades escolares en el conurbano bonaerense instan a los alumnos a llevar mochilas transparentes para detectar fácilmente qué transportan a clase. Pero también hay cámaras de seguridad en las puertas de las instituciones y hasta aplicaciones que permiten seguir al niño en vivo en la sala de jardín.

Los investigadores plantean que la securitización de la sociedad describe un tipo de lazo social basado en el miedo al otro, un miedo colectivo. O, como decía el sociólogo Zigmunt Bauman, se pasa del medio ambiente al miedo ambiente.

Los expertos dicen, en este punto, que cuando se contrata un seguro contra el bullying, la escuela no sólo mide daños y riesgos, sino que desnuda que no puede resolver pedagógicamente el problema.

¿Es un signo de debilidad de las escuelas en su capacidad para enseñar o cuidar? ¿Está muriendo la confianza en el otro o es engullida por la necesidad de controlarlo todo y de sentirse seguro? ¿Cómo se puede enseñar y aprender sin confianza?

Un artículo publicado en Voces en el fénix sobre el estudio de la Universidad de Hurlingham plantea que, cuando los docentes y directivos se sienten desprotegidos y amenazados, se impone la perspectiva jurídica (con la figura de la responsabilidad civil), y, con la intención de disminuir eventuales conflictos, el vínculo pedagógico se esfuma o se deshumaniza.

El maestro, entonces, deja de abrazar a un niño que llora o de cambiar los pañales por miedo a una denuncia por abuso. Y la escuela pierde su esencia como potencial creadora de vínculos comunitarios, basados en el cuidado y en la confianza.

"Hoy estamos frente a una escuela que ha perdido ese monopolio de la transmisión de la cultura y del saber. Ese cambio de posición la torna más frágil. Hay un debilitamiento que está en sintonía con los procesos de judicialización de las relaciones escolares, en los que adquieren fuerza diversos procedimientos punitivos, tecnológicos, de mercado, para controlar situaciones escolares adversas que parecen escapar a los mecanismos habituales de control ", plantea Brener.

Desplazamientos

Es este sentido, describe dos desplazamientos: uno ligado al trabajo escolar y otro, a la autoridad pedagógica.

"La desaparición de un trabajo significativo para los escolares es lo que convierte el aula en territorio inseguro", opina. Ese vaciamiento de sentido, dice, daría lugar a territorios del sinsentido que "“aunque repleto de consignas"“ fomentan rutinas en las que el sujeto de aprendizaje accede a una respuesta correcta sin comprender el proceso que la produce.

"Esta apropiación está en sintonía con una securitización didáctica que toma cuerpo en la exteriorización de normas que regulan la transmisión y empobrecen la formación. Se impone por ende una autoridad en la que subyace una idea de responsabilidad jurídica, en la que prevalece la intención de imputar, como sustitución del acto educativo que debe cuidar, reparar, enseñar", remarca Brener.

En este sentido, considera que la preeminencia de la culpabilidad por sobre la responsabilidad se asienta en ese paradigma de castigo que restringe los límites del acto de educar.

Galli sostiene que entender las prácticas y las conductas de estudiantes y adultos en las escuelas es hoy un desafío. "Lo que sabemos ya no nos sirve, pasan cosas que nunca pasaron, debemos intervenir con formas como nunca lo hemos hecho y que aún no sabemos cuáles son", indica.

Considera que la construcción de lo común parece estar puesta en entredicho en la escuela. Así, la competencia y la prevalencia de lo individual erosionan la búsqueda de lo común.

"La escuela tuvo un pasado en el que contaba con el aval de las familias y su accionar no estaba bajo sospecha. Pero la dinámica de las relaciones ha mutado y las familias están dispuestas a supervisar todo lo que acontece en la institución. La sensación de amenaza y desconfianza se hace presente en las relaciones sociales", apunta Martínez.

La socióloga explica que la confianza y la autoridad son posibles e indispensables, pero que no ocurren en automático. Hay que construirlas.

"Este es el escenario en el que la responsabilidad civil en la vida institucional adquiere una importancia tan significativa", indica.

La aparición de la responsabilidad civil, como figura del derecho administrativo, tiene por finalidad la reparación económica de un daño. "La prosperidad de esta figura puede leerse en sintonía con la dificultad de consolidar un nosotros en las escuelas contemporáneas", concluye Martínez.