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Un ministerio fantasma

Por UTELPa
El ajuste ajusta

Foto: Fernando de la Orden (Clarín)


S i tuviéramos que tomar como referencia las promesas que el actual gobierno nacional realizó durante la campaña electoral de 2.015 en materia de Educación, deberíamos pensar al actual Ministro Alejandro Finocchiaro como un hombre ocupado en “generar educación pública de calidad”, realizando “obras de infraestructura” por todo el país, sosteniendo los planes socioeducativos que había creado el gobierno anterior (Conectar Igualdad, Plan Nacional de Lectura, etc.), invirtiendo en “la capacitación de todos los docentes” y preocupado porque los maestros y profesores puedan tener “un buen salario, sean respetados y colocados en el lugar que se merecen”, como rezaban los anuncios publicitarios del actual presidente Mauricio Macri.

Pero nada de esto está sucediendo. El Ministerio de Educación cultiva el bajo perfil, porque no sólo no tiene nada para mostrar en avances para mejorar la educación pública, sino que toda su tarea se ha concentrado en ir haciendo desaparecer haciendo el menor ruido posible todos los programas heredados en aras de los recortes que le exije el Fondo Monetario Internacional, ha desarticulado las paritarias nacionales dejando librado a los docentes a los exiguos presupuestos de cada provincia, tiene una política que tiende a privatizar todo lo que es capacitación docente y cuando a los maestros les da por protestar, en vez de respeto reciben gases lacrimógenos y balas de goma.

En la práctica cotidiana el Ministerio de Educación no responde públicamente ante los cuestionamientos que hacen no sólo los gremios, sino gran parte de los argentinos que esperan por el cumplimiento de esas promesas electorales. Tampoco responde a través de los canales institucionales, negándose a dialogar y poner en discusión la orientación de sus políticas con el resto de la sociedad. La promesas de mejora de infraestructura, por ejemplo, llevaron al presidente a comprometerse “a construir los 3.000 jardines que faltan” para implementar la obligatoriedad de la salita de 4 en todo el país. La diputada nacional Margarita Stolbize presentó una denuncia penal para que se investigue la administración fraudulenta de los fondos destinados a los jardines, ya que se les ha pagado a las empresas que ganaron las licitaciones 1.400 millones de pesos pero las obras no fueron terminadas, como bien pueden atestiguarlo en nuestra provincia los pueblos y las ciudades en las que se comenzaron los edificios y quedaron abandonados.

Algo similar ocurrió con los programas socioeducativos. Algunos que gozaban de gran popularidad, como Conectar Igualdad, que permitió a miles de pibxs en todo el país contar una notebook y así entrar en la era digital, fueron reducidos a su mínima expresión, hasta liquidarlo por completo este año reemplazándolo por un nuevo programa de nombre elegante pero de alcance limitado e inversión cercana a cero. Otro tanto ocurrió con el Programa Nacional de Formación Permanente que fue vaciado sistemáticamente favoreciendo de modo indirecto al sector privado. A partir de 2.017 se dieron de baja más de 2.600 contratos de profesionales que capacitaban a más de 200.000 docentes en todo el país de forma gratuita.

Mientras que todos estos casos que hemos citado son sólo los más notorios de una serie de decisiones de recortes en inversión educativa que han llevado al Ministerio de incumplir artículos fundamentales de la Ley de Educación vigente, la realidad indica que tenemos una especie de Ministerio fantasma, que no muestra logro alguno, no ha propuesta ninguna política para mejorar la calidad de la educación pública, ha permitido que se degradara violentamente el salario docente en todo el país eliminando las paritarias nacionales y ha dado el visto bueno, mostrándose prescindente, a la represión de las protestas en las crisis que se han desatado en algunas provincias.