Derechos Humanos  |  violencia de género

Finalizó el tercer juicio de la subzona 14

Por Utelpa
El ajuste ajusta

Fotos: Utelpa


Es un hecho histórico que representa un nuevo paso en el camino construido por Memoria, Verdad y Justicia contra la impunidad. En este juicio tuvimos varios logros: que Reinhart, el carnicero, vuelva a cumplir condena en cárcel común; que Baraldini, el simulador cobarde, no allá podido zafarse del Juicio gracias al trabajo de nuestros peritos de parte, Adriana Taboada y Ariel Rossi, a quienes estamos inmensamente agradecidxs; que se juzguen los delitos sexuales de dos víctimas: Estela Maris Barrios y Antonio Ponce.

Sin embargo, este recorrido no ha finalizado ya que quedan numerosas preguntas por responder, mucho por construir y nuevas amenazas contra los Derechos Humanos. Mientras que nuestras víctimas no logran justicia y reparación a tiempo, y fallecen con preguntas sin responder, los represores mueren impunes, llevándose consigo esas respuestas.

Aún quedan pendientes numerosos hechos a judicializar: la totalidad de los delitos sexuales, lxs NN de la Adela, la complicidad civil de instituciones como la iglesia, la justicia, el colegio Médico; las vinculaciones de la AAA en La Pampa y entre Carlos Aragones y Rodolfo Ponce, ambos diputados nacionales alineados al sector de Lopez Rega. Aún nos queda por saber el paradero de la desaparecida Ilse Clotilde Mora y la responsabilidad de otros asesinatos en nuestro territorio pampeano. Están pendientes las medidas reparatorias y las garantías de no repetición por parte del Estado a las víctimas y a la sociedad en su conjunto; la constitución como sitio de la Memoria del principal centro de Secuestro y Tortura, la Seccional Primera de la Policía; la recuperación y puesta en valor de la ex escuela hogar de santa Rosa; una reparación económica con las personas cesanteadas por el gobierno de facto; el desagravio a médicos del servicio provincial de salud pública de parte del Colegio Médico, y que esta entidad le retire la matrícula Doctor Maximo Perez Oneto.

Aún falta seguir escribiendo la historia reciente para tener más argumentos en este presente de disputa con el negacionismo. Pero más allá de estos faltantes, pudimos lograr romper con el mito de que La Pampa fue una isla. Nuestra provincia formó parte de este plan sistemático, y hoy dos genocidas tuvieron nuevas sentencias por los crímenes cometidos.

Nuevamente decimos que la única lucha que se pierde es la que se abandona, que fue un genocidio, y que son 30 mil.