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  Como todos los años, los últimos días de mayo trajeron las primeras heladas. Pero para muchos, este 2018 no es un año más. Es que no es lo mismo, para muchas familias pampeanas (al igual que en otras provincias), algo cambió. Esta mañana, Estela, la maestra de Jorgito, vio que la mirada del niño tenía otro color. Mas apagado, menos vivaz, y notó que algo no andaba bien. Jorgito es hijo de Omar, a quién el día anterior le llegó el telegrama de despido.

Las políticas de ajuste no están solo en una planilla de Excel. Las decisiones de lxs funcionarixs impactan en la vida de las personas. “Ajustar” la economía es achicarla, hacerla mas pequeña, con espacio para menos. Menos trabajadores, menos salarios, menos acceso a la salud, menos pan en la mesa, menos derechos para nuestrxs niñxs.



Ayer todos lxs pampeanxs nos entristecimos al enterarnos de que 73 trabajadores de Calzar fueron despedidos. Detrás de cada uno de ellos, hay una familia que pierde la certeza de cobrar a fin de mes, la obra social, la tranquilidad, y el sueño.



Eso es el ajuste. Dejemos de lado los eufemismos. Cuando escuchamos a un especialista en economía decir que: “los programas de ajuste estructural persiguen el equilibrio macroeconómico, combatiendo con firmeza la inflación, comprimiendo la demanda interna mediante políticas monetarias, financieras y fiscales restrictivas; al tiempo que se avanza con la reforma estructural, cuyo objetivo es liberar la economía a fin de que el mercado guíe la asignación de los recursos”; lo que en verdad nos dice es:
  • Bajar los salarios para achicar la actividad económica.

  • Al achicar la economía las empresas orientadas al mercado interno despiden trabajadores.

  • Al reducir el gasto publico se reduce la inversión en obras públicas lo que achica todavía más la economía y produce más despidos directos e indirectos.

  • El aumento del desempleo obliga a un aumento del gasto social en el estado, lo que suele promover un nuevo ajuste.

  • Para promover la inversión privada se reducen impuestos las grandes empresas, ello aumenta el déficit fiscal, y como consecuencia, otro ajuste.
Esa es la lección del 2001. El ajuste solo trae más ajuste, carencias y dolor para nuestras familias. De una crisis se sale con más trabajo, más inversión y más producción, nunca lo contrario.

En La Pampa hay muchos Jorgitos que ayer, hoy o un día de estos llegarán a la escuela afectados por una incertidumbre que no podrá ser jamás vista como algo positivo. Pero también está plagada de Estelas, que ofrecerán un mate cosido caliente, un abrazo contenedor, y gesto solidario para campear el mal trago. Pero mas allá de las Estelas y los Jorgitos, todxs nosotros, pampeanxs y argentinxs, tenemos la obligación de construir una sociedad más justa, y con lugar para todos.



 
 
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