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En estos días se celebró el día de los jardines de infantes. Miles de instituciones compartieron con sus comunidades, niños y niñas, compañeras, compañeros, momentos de celebración.

Sin embargo, la Educación Inicial en la Argentina se encuentra en un momento complejo, en el cual no se cumple con la Ley que garantiza la obligatoriedad de cuatro años, la regulación de la atención de los primeros años, conocida como educación maternal y se intenta disciplinar a los directivos y docentes y a los equipos de orientación escolar con procedimientos que se orientan en sentido contrario al que la educación de la primera infancia precisa y que está garantizada por la actual legislación.



Basta como ejemplo que los jardines de la Matanza no pueden recibir las bibliotecas del municipio al no depender de esa instancia.

El derecho a la lectura tiene que estar garantizado en todo el país y los libros tienen que ser en las instituciones de educación infantil lo que inunde cada sala, patio, pasillo, biblioteca. Restringir ese derecho, atenta contra el mismo.

Hay muchos otros ejemplos para dar, en momentos en que se baja el consumo de leche y la niñez vuelve a circular por espacios fuera de sus casas para ser alimentados.

El derecho a la soberanía alimentaria vuelve a ser nuevamente vulnerado y no se resuelve con tutelajes y asistencialismo que además ni llega a cubrir lo indispensable.



El derecho al trabajo de las familias de lxs niñxs afecta directamente a la primera infancia en nuestro país. Y no contar con suficientes instituciones educativas con formas escolares que garanticen el derecho a la educación debe pasar a ser un reclamo del conjunto de la sociedad.

Los niños y niñas desde que nacen tienen que contar con una escuela infantil, un jardín maternal, una sala multijuego, un espacio/cuenco, un jardín de infantes, donde la sociedad los aloje y reciba.

Educar desde la cuna requiere de inversión, de políticas educativas enlazadas y articuladas entre diferentes ámbitos estatales, requiere del reconocimiento de todos los actores sociales que hoy forman parte de la educación de la primera infancia en la Argentina. Requiere de un gobierno que cumpla con las leyes vigentes, una sociedad que exija su cumplimiento.



Las retóricas discursivas, las declamaciones, las comparaciones sobre los costos entre la inversión pública en una línea aérea y la construcción de jardines de infantes no se han traducido en políticas que amplíen las oportunidades educativas.

La deuda con la primera infancia en la Argentina sigue creciendo, en la semana de los jardines de infantes no olvidemos de exigir el cumplimiento de todos y cada uno de sus derechos!

Feliz día a quienes cada día tienen el privilegio de asomarse al mundo de la infancia, a enseñarles el mundo en una cita con el porvenir!

Patricia Redondo



 
 
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