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  Por Mariana Carbajal  
   
  La agenda de género en el campo sindical viene impulsada por “la incorporación de jóvenes en el trabajo formal”, asegura Estela Díaz, secretaria de Género de la CTA de los Trabajadores. Lo que todavía falta.  
   
 

En el subte, donde las mujeres tenían escaso acceso a los puestos con mejores salarios, hay ahora 257 empleadas como maniobristas, conductoras y guardas. En nueve provincias y el ámbito porteño, las docentes ya pueden gozar de licencia por violencia de género. En Foetra, de telefonistas, incluyeron una Secretaría de Género en la mesa de conducción. Entre otros adelantos, aumentaron a 15 días la licencia para el padre por nacimiento, que la Ley de Contrato de Trabajo fija en míseras 48 horas. El sector de pilotos consiguió la inclusión de mujeres, territorio vedado hasta hace poco. Ahora hay seis mujeres piloto y vuelos cuya tripulación puede ser completamente femenina. Estos son algunos de los logros de una agenda de género en el campo sindical, que viene empujada “a partir de la incorporación de jóvenes y mujeres en el trabajo formal durante la última década”, según analiza Estela Díaz, secretaria de Género de la CTA de los Trabajadores. Díaz da cuenta de los avances y advierte sobre los temas más urgentes, en una fecha emblemática para el movimiento sindical, de dirigencia mayoritariamente masculina y que todavía se resiste a las gremialistas.

  • Algunos datos. En la ciudad de Buenos Aires, las estadísticas oficiales muestran una tendencia que se repite en otros territorios: la desocupación les pega con más fuerza a las mujeres. La tasa de desempleo es de 8 por ciento, pero para ellas se eleva a 9,3 y para ellos, baja a 6,7. Por la carga de las tareas de cuidado y domésticas, las mujeres trabajan en menor proporción, en empleos más flexibilizados y peor pagos. La tasa de empleo femenina es del 45,9 por ciento y del 58,1 la masculina, en el ámbito porteño. La brecha salarial ronda el 27 por ciento y trepa al 38 por ciento entre las precarizadas. Cada año, las mujeres podrían tomarse 52 días de vacaciones por el tiempo dedicado a los hijos y la casa. Foto que atrasa. Sobre un total de 37 cargos en el secretariado nacional de la CGT, sólo hay dos mujeres. A Noemí Ruiz (sindicato de modelos), ahora en la Secretaría de Igualdad de Oportunidades y Género, se le sumó Sandra Maiorano (asociación de Médicos) en la de Salud.

  • Efectos. “Durante los gobiernos de Néstor y Cristina se crearon más de 5 millones de puestos de trabajo. Esto, además de fortalecer a los sindicatos, que aumentaron significativamente las tasas de afiliación, favoreció a la inclusión de nuevos actores en las organizaciones. A niveles de sindicatos de base se empezó a cumplir cada vez más el cupo (del 30 por ciento, que fijó una ley en 2002) y allí tanto mujeres como varones jóvenes son más permeables a la inclusión de las temáticas de género”, apunta Díaz. Y destaca que los temas de violencia, participación, licencias y cuidados, entre otros, se debaten con más frecuencia en los sindicatos, como una agenda política más del conjunto. “Esto ha significado no sólo cambios cuantitativos sino también un salto cualitativo”, sostiene Díaz.

  • Urgencias. Entre los temas más urgentes, Díaz señala la violencia machista. “La puesta en movilización masiva del reclamo contra las violencias nos interpela como sindicatos. Hay más denuncias, más pedidos de revisión de prácticas habituales, que tienen que ver, para mí, con poder ponerles nombre a las violencias, con desnaturalizar modos de relación laboral, vincular, familiar y también en la organización. Por eso estamos trabajando en los lineamientos generales para abordar las situaciones de violencia de género”, cuenta. “El otro tema ineludible es la cuestión de los cuidados y las licencias. La relación trabajo-familia cruza para las mujeres su vida laboral y sindical. Cuando discutís las listas te dicen que no hay mujeres que quieran los cargos, pero la verdad es que para las compañeras, muchas veces es de enorme sacrificio personal y tensiones la militancia sindical”, puntualiza Díaz.

  • Violencias. Los protocolos sobre violencia de género en los que están trabajando desde la CTA abarcan tres ejes: 1) La situación de una trabajadora que sufre violencia en sus relaciones íntimas, pareja, familia; 2) Violencia en el ámbito laboral; 3) Cuando los responsables son delegados, afiliados, dirigentes. “Aquí definiríamos dispositivos, información, equipos de acompañamiento, ámbito con capacidad política de resolución. En todos los casos el requisito es la perspectiva de género y la participación de personas con experiencia en estos abordajes”, destaca Díaz.

  • Logros. Los trabajadores del subte incorporaron la licencia por violencia de género y la universalización de la licencia por hijo/a enfermo/a. “Se planteó desde el concepto de responsabilidades familiares compartidas. Consiste en 10 días con goce de haberes por cada hijo, extendible a 15 días en caso de hijo/a con capacidades diferentes. Ambas cláusulas formaron parte de propuestas de condiciones de trabajo consensuadas en asambleas de los diferentes sectores”, contó Díaz.

  • Otras licencias. En nueve provincias y en el ámbito porteño, sindicatos docentes consiguieron la licencia por violencia de género. El Sindicato de Trabajadores Judiciales modificó el régimen de licencias: se amplió la de nacimiento “a la persona gestante” y por adopción a 110 días, al progenitor “no gestante” se le otorgan 15 días hábiles, se aplica la reducción horaria por lactancia en los casos de guarda con fines de adopción, se aplica la licencia por excedencia a los casos de monoparentalidad o cuando ambos progenitores sean varones. Además, se agregó la licencia de 15 días por año calendario para la realización de tratamientos de técnicas de reproducción asistida, licencia por cuidado de hijxs con discapacidad de 10 días por año calendario, licencia por violencia de género y licencia de 15 días por año para concretar encuentros previos a la adopción, entre otras medidas. El gremio de docentes universitarios consiguió la inclusión de las licencias parentales, con más días y para cualquier género. Equipararon este derecho para parejas del mismo sexo y para adopción.

  • Lenguaje. “El área de Género de Ate Capital trabaja con una agenda orientada a transversalizar la mirada en el conjunto de las políticas del gremio. Armaron un manual para delegados y delegadas, que incluye formación en género y diversidad, además de una mirada transversal en el conjunto de los temas. Tienen en debate el tema de la paridad. También han discutido cuestiones del lenguaje”, indicó Díaz.

  • Cupo. Desde 2002 está vigente la Ley 25.674, que fijó un cupo femenino del 30 por ciento en los cargos electivos y representativos. Todavía, sin embargo, no se cumple en todos los gremios. “Creo que el problema es que esa ley no surgió de un debate masivo del propio movimiento –dice Díaz–. Fue más bien un aporte desde una minoría intensa, que encontró el momento propicio para sancionarla. Por eso se lo ve ajeno. Una prueba es que a pesar de mucho incumplimiento, no hay denuncias que hayan promovido las mujeres sindicalistas, lo que sí hicieron las políticas. Ahora es una gran oportunidad para que esos avances se den de otra manera. Es una discusión que debemos hacer en el propio sindicalismo, no puede venir impuesta desde afuera.”



* Nota publicada en Página/12

 
 
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